Medina
del Campo fue durante los siglos XV y XVI el centro más importante en el comercio de manufacturas textiles de la corona de Castilla, una actividad que alcanzó gran protagonismo en las transacciones feriales. Aunque buena parte de la contratación se llevó a cabo con Flandes, Francia e Inglaterra a través de los puertos del Cantábrico, el mayor número de compraventas de paños, sedas, terciopelos, damascos, encajes y bordados se desarrolló con otras ciudades castellanas, en especial, con Toledo, Granada, Cuenca, Ciudad Real, Segovia, Zamora o Sevilla, pero también con Valencia, Aragón, Portugal y el Nuevo Mundo.
Asimismo, el siglo XVI fue el tiempo de los navegantes y de los grandes viajes de exploración que ampliaron los horizontes del orbe conocido hasta entonces. Parejo al interés por la cartografía y los libros de viajes surgió la curiosidad por este mundo deslumbrante como si se tratase de una “cámara de las maravillas”, el interés por otras tierras, culturas, tradiciones y costumbres y la manera en que los individuos se presentaban en sociedad, la forma de vestir y la indumentaria de otros países, próximos o remotos. Esto dio lugar a la aparición de los primeros libros con estampas de trajes: “El tratado del vestido” o Trachtenbuch, de Christoph Weiditz (1529-1532), la colección de trajes de la Península Ibérica de Enea Vico hacia 1560, o el “Álbum de Trajes” de Hans Weigel con grabados en madera a partir de dibujos de Jost Amann (Nuremberg, 1577).
El siglo XVI se cierra con la aparición del más importante libro sobre el vestido, Degli Habiti Antichi et Moderni di Diverse Parti del Mondo, obra de Cesare Vecellio, primo del famoso Tiziano y colaborador en su taller, con grandes dotes como pintor, impresor, grabador y cartógrafo. Este libro -editado en italiano por vez primera en Venecia en 1590 en la imprenta de Damiano Zenaro- incluye 420 grabados realizados en madera por el nuremburgués Christoph Krieger (Cristóforo Guerra) a partir de dibujos del propio Cesare Vecellio que representan Europa -incluido el imperio otomano-, Asia y África. La facilidad de la reproducción xilográfica favoreció la difusión de las estampas a nivel popular, alcanzando tal éxito que se realizaron sucesivas ediciones.
Las estampas que presentamos corresponden a una segunda edición llevada a cabo en Venecia, en 1598, en el taller de Giovanni Bernardo Sessa. Con el título Habiti Antichi, et moderni di tutto il Mondo…, esta impresión abarca el continente americano y aumenta hasta las 507 láminas, con textos paralelos en italiano y latín. En el “Libro Tercero” de esta edición se habla de los vestidos del reino de España (incluido Portugal) representados por veintitrés estampas de las que exponemos doce de ellas: los ropajes del Rey Felipe II, una dama antigua, un noble de la Corte, una muchacha soltera, una señora noble, una mujer de Toledo, otra de Santander, una dama de Bilbao, una mujer de Vizcaya, una plebeya vizcaína y una mujer y una doncella de Granada.
Fernando Ramos González